Es realmente curioso constatar que las diferencias económicas
y sociales nunca desaparecen con el paso de los siglos. El principio de Pareto (1906)
se ha aplicado con éxito a los ámbitos de la política y la Economía. Se
describió como una población en la que, aproximadamente, el 20% ostentaba el
80% del poder político y la abundancia económica, mientras que el otro 80% de
población, lo que Pareto denominó «las masas», se repartía el 20% restante de
la riqueza y tenía poca influencia política. Así sucede, en líneas
generales, con el reparto de los bienes naturales y la riqueza mundial.
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