“Los
hombres viajan al extranjero para maravillarse ante la altura de las
montañas, ante las olas gigantes del mar, ante el largo trayecto de los
ríos, ante la vasta extensión del océano, ante los movimientos
circulares de las estrellas… pero se dejan a sí mismos de lado, sin
asombro alguno”... (San Agustín)
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