El filósofo William Leibnitz acudía con frecuencia
a la universidad para sostener apasionados y polémicos debates con estudiantes
y profesores, siempre en latín.
Durante algunas de sus
últimas comparecencias, Leibnitz observó que un zapatero de su barrio acudía
regularmente como oyente.
Un día su curiosidad le
llevó a preguntarle si conocía el suficiente latín como para seguir el hilo de
aquellas grandes discusiones culturales.
No, contestó el zapatero,
de latín no sé nada, ni pienso aprenderlo. Yo sólo vengo a ver cómo discuten
ustedes.
Pero, si no sabe latín,
¿cómo puede saber quién tiene razón en las discusiones?, preguntó el filósofo
muy extrañado.
Eso
es muy sencillo, respondió el zapatero, cuando oigo que alguien grita mucho sé
con seguridad que no tiene razón.
Este breve relato nos
puede dar alguna pauta sobre los múltiples debates políticos que actualmente
son noticia. Muy comentado el enfrentamiento subido de tono entre Hillary Clinton y Donald Trump, también
es de aplicación estudiar el nivel de enfrentamiento en otros escenarios.
El
Comité Federal del PSOE fue un claro ejemplo, que acabó como
el rosario de la aurora. Y el Congreso Federal puede ser incluso más animado.
Como dijo Noel Clarasó: “Muchos
gritan y discuten hasta que el otra calla. Creen que le han convencido. Y se
equivocan siempre” ...
Y Enrique Jardiel
Poncela: “Todos los hombres que no tienen nada importante que decir hablan a
gritos” ...
Mark de Zabaleta
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