Siempre
se vuelve a la polémica entre John Maynard Keynes y Friedrich Hayek,
polos opuestos del pensamiento sobre la política económica: Keynes suele
ponerse como ejemplo de defensor de la intervención gubernamental en
los mercados, mientras que Hayek está considerado el defensor del
capitalismo liberal…
Ambos alcanzaron su máxima proyección en
la posguerra de la Primera Guerra Mundial. Vivieron el auge económico
de los años veinte y la Gran Depresión y llegaron a opiniones
radicalmente distintas sobre si era correcto permitir que el capitalismo
de libre mercado siguiera su evolución sin control.
Keynes estudió
que los mercados no generarían automáticamente el pleno empleo y que
durante las crisis económicas podría haber largos periodos de paro a
gran escala. Sostenía que el Gobierno tenía el deber de aliviar el
sufrimiento de los parados aumentado la demanda agregada de bienes y
servicios.
“No hacemos nada porque no tenemos el dinero
necesario”, decía Keynes en 1930 a un comité gubernamental que
investigaba las causas de la crisis económica. “Pero es precisamente
porque no hacemos nada por lo que no tenemos dinero”.
Hayek llegó a una conclusión muy diferente. Tras
la Primera Guerra Mundial, la hiperinflación castigó la economía
austriaca e hizo desaparecer los ahorros de millones de personas.
Esta experiencia, volvió a Hayek inflexible “con quienes defendían la
inflación como cura para una economía en quiebra”. Y llegó a creer “que
quienes defendían los programas de gasto público a gran escala para
acabar con el paro estaban incitando no solo una inflación incontrolable
sino también a la tiranía política”.
La guerra en Ucrania está
generando todo un dilema. ¿Es correcta la actuación de los bancos
centrales subiendo los tipos de interés para controlar una inflación
causada directamente por la subida del gas bajo la amenaza de Putin?
La
actual situación demuestra que, posiblemente, Hayek estaba equivocado…,
y, que la inflación (que no es como la alemana de la posguerra) no es
tan mala como plantea el BCE.
Lo dijo claramente Keynes: Lo esencial
del sistema capitalista puede ser preservado si se hacen las reformas
necesarias, pero un capitalismo no regulado es incompatible con el
mantenimiento del pleno empleo y la estabilidad económica.
La
oligarquía, en la ciencia política, es una forma de gobierno en la que
el poder supremo está en manos de unas pocas personas, generalmente de
la misma clase social.
Krugman ya comentaba el informe del FMI
“Perspectivas de la economía mundial” en el que se trataba de los
problemas de la baja inflación (casi tan destructiva como la
deflación…), advirtiendo del peligro de un estancamiento a la japonesa
de la economía europea a causa de esa baja inflación.
Y
afirmaba…tenemos que dejar claro que en política monetaria, como en
tantas otras cosas, lo que es bueno para los oligarcas (baja inflación)
no lo es para el pueblo.
El Economista Joseph Stiglitz afirmaba
que “El 1% de la población tiene lo que el 99% necesita”…Y en ese 1%
también hay muchos políticos elegidos por el ciudadano… que NO responden
a sus problemas: gente muy rica usa el dinero para ser elegida (y/o
controlar a los elegidos) para asegurar que seguirán siendo ricos
bajándose los impuestos.
Como dijo Galbraith: “para manipular eficazmente a la gente es necesario hacer creer a todos que nadie las manipula”
Mark de Zabaleta
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